sábado, 30 de octubre de 2010

Desgraciado


El animal que ven en la fotografía está siendo cocinado en estos momentos en el horno de casa. Me resulta curioso pensar que hace sólo unos días este inofensivo lechón correteaba feliz, ajeno a lo que el destino le deparaba, por los campos de la meseta. Con escasas semanas, esta criatura ha pasado de tener un infancia afortunada, disfrutando de los suyos, viviendo aventuras con sus compañeros de granja, al estilo de Babe, el cerdito valiente, para acabar siendo devorado por otros carnívoros. Un final desdichado.

Aunque no tan desdichado como el periplo de Fernando Sánchez Dragó por tierras de Oriente. Según relata en su último libro este afamado escritor, vivió la circunstancia de encontrase a solas con dos niñas de trece años y ‘trajinárselas’, no transcribiré nada más de su literatura, me parece de mal gusto; sólo me pregunto quién  es más desgraciado, si la cría del cerdo, o el cerdo del escritor.