En el momento que comienza la lectura de
este relato está formando parte de un experimento. En primer lugar, advertir
que no se abordará de forma explícita ningún aspecto relativo al placer venéreo,
por tanto, cualquier idea o ensoñación que
se pueda desprender del sustantivo que titula este artículo reside, únicamente,
en la mente del lector. Quisiera pedir disculpas por las expectativas
frustradas.
El objeto que estamos tratando es
puramente estadístico. Se pretende estudiar la variación de visitas de la
entrada actual con respecto a la anterior, -cuyo título es En el mundo de los buitres-.
Dado que la estadística, por lo general,
no es un tema de especial interés para la mayoría de las personas, y que en
cierto modo, el contenido de este artículo se está descubriendo como un engaño,
sería sorprendente que pese a todo, el caudal de visitas se incrementase. Este
fenómeno, en caso de verificarse, se debería exclusivamente al hecho de que la
palabra sexo encabeza esta entrada.
Permítanme esta licencia, pero si el título hubiera sido estudio estadístico, más acorde con la idea que estamos
desarrollando, paradójicamente este escrito carecería de sentido.