martes, 24 de enero de 2012

Resve, resve

El mundo es un gran show, un tremendo espectáculo donde todos somos actores. Como nos aburrimos, el director de la obra ha decidido que todo debe ser al revés, y en los últimos tiempos nos esforzamos por seguir los caminos opuestos a la lógica. De este modo acusamos al juez por investigar los crímenes y detener a los corruptos; indemnizamos a los banqueros que han llevado a los bancos a la quiebra; construimos hospitales para luego cerrar los quirófanos; inauguramos aeropuertos sin aviones; invertimos en armas con dinero que no tenemos para guerras inexistentes; construimos viviendas inhabitadas y palacios de congresos vacíos. Como tragicomedia nos llevaríamos el Oscar a mejor película.

La paradoja global es de tal magnitud que los ciudadanos, a la sazón los extras del filme sobre el escenario del mundo, estamos desconcertados. No sería de extrañar comenzar a llamarnos a nosotros mismos del teléfono fijo al móvil para preguntarnos qué tal ha ido el trabajo; comer de espaldas a la mesa o empezar los libros por el final. Seguramente acabaremos dando la vuelta al televisor y nos sentaremos a ver el tubo de rayos catódicos. En lugar de buenas noches  diremos sehcon saneub y nos vestiremos de traje para ir a dormir con la cabeza donde los pies.

Existe la posibilidad de saltarse el guión con el consiguiente riesgo de terminar linchado en la Plaza de Cataluña, por ejemplo. O tal vez deberíamos subirnos en una barca y navegar mar adentro hasta que podamos tocar el decorado de cartón piedra que delimita el horizonte del mar.


PD. El anterior artículo publicado, titulado Sexo, cuyo fin pretendía ser un estudio sociológico, ostenta el récord de visitas del Blog. El mundo puede estar al revés pero hay cosas que nunca cambiarán.

1 comentario:

  1. Em orgela euq setse ed oveun rop iuqa, !ay taes neib edsed erbutoc¡

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